Capa de ozono… esa palabra que oímos tantas veces en los últimos años, aunque muy poco sabemos de ella. Para explicarlo de una forma sencilla, se trata de esa zona de la estratosfera, alta en ozono y que nos permite poder absorber entre el 97 y el 99% de radiación ultravioleta. Es esencial para mantener el equilibrio en la tierra y para protegernos de los rayos del sol.
El ozono actúa como filtro, o escudo protector, de las radiaciones nocivas, y de alta energía, que llegan a la Tierra, permitiendo que pasen otras como la ultravioleta de onda larga, que de esta forma llega a la superficie. Esta radiación ultravioleta es la que permite la vida en el planeta, ya que es la que deja que se realice la fotosíntesis del reino vegetal.
Fue en la década de los 80 cuando muchos científicos empezaron a aportar pruebas de una realidad casi alarmante: se había formado un agujero en la capa de Ozono. Este es el motivo principal por el que se reunió la Asamblea General de las Naciones Unidas el 16 de septiembre de 1987, firmando el Protocolo de Montreal.
Para preservar la capa de ozono hay que disminuir a cero el uso de compuestos químicos como los clorofluorocarbonos y fungicidas de suelo. ¿Y sabéis que? ¡Que hay esperanza ¡ Sí sí, y es que las últimas mediciones realizadas con satélites indican que el agujero en la capa de ozono se está reduciendo a razón de un 1% anual desde el año 2000. El descenso permite esperar que el agujero de la capa de ozono pueda cerrarse a mediados de siglo.
Debemos seguir trabajando en equipo para disminuir a cero el uso de estos productos químicos. Cada pequeña acción cuenta, así que hagamos entre todos que el día internacional de la capa de ozono se celebre los 365 días del año, ayudando a preservar la vida en el planeta.
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